El año 1983 me encontró con la euforia de estar reorganizando el Sindicato de FUNSA después del NO del pueblo uruguayo a la dictadura en noviembre del 80 (hecho imprescindible para todo lo que se hizo después); la asamblea constitutiva del Sindicato el 20 de febrero del 82 y las propias elecciones internas de los Partidos Políticos en noviembre del mismo año.
Significaba luchar por recuperar todo lo perdido, además de terminar con la dictadura. Era recuperar las libertades, nuestras organizaciones sociales, el poder reunirnos para discutir y tomar decisiones, la libertad de los compañeros presos, el retorno de los que estaban en el exilio, el volver a luchar con la participación de todos, la ilusión de recuperar con vida a nuestros compañeros desaparecidos, que se hiciera justicia después de tanta barbarie, poner en práctica en forma masiva la dignidad de nuestro pueblo.
Con los gobiernos democráticos que vinieron se trató de tergiversar los hechos de aquel momento de resistencia y lucha del pueblo uruguayo. Poniendo como ejemplo, si revisamos las publicaciones de todos estos años, prácticamente no aparece la represión del 9 de noviembre del 83, a la manifestación de lucha en la calle llevada adelante por las organizaciones sociales sin el apoyo de los partidos tradicionales. Por todo ello, la necesidad que los jóvenes de hoy conozcan lo que realmente pasó y el aprendizaje de aquella experiencia la que demuestra que hoy y siempre se puede transformar la realidad en la que vivimos si lo hacemos entre todos, comprometiéndonos y dando lo mejor de sí por alcanzarlo.
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