lunes, 10 de noviembre de 2008

viernes, 24 de octubre de 2008

Cuando llegó la democracia... a la Argentina

El 30 de octubre de 1983 Raúl Alfonsín ganó las elecciones argentinas iniciando el fin de la dictadura. De este lado del Río de la Plata, la gente, que iba perdiendo el miedo, se lanzó a las calles a celebrar aquel triunfo del pueblo sobre el autoritarismo. La Dirección Nacional de Información e Inteligencia de la dictadura uruguaya -como era usual en todos los actos de protesta y resistencia- siguió la movilización y dejó un registro fotográfico que nos ayuda a reconstruir la memoria histórica.

Material como el que colgamos más abajo podrá apreciarse en la muestra a inaugurarse, en la sala de exposiciones del Subte municipal, el próximo 13 de noviembre. En las imágenes puede verse la multitud en la avenida 18 de julio.

martes, 14 de octubre de 2008

Homenaje a la primera jornada nacional de protesta contra la dictadura en la Junta Departamental

El 1º de octubre de este año, la Junta Departamental de Montevideo realizó una sesión de homenaje a las luchas democráticas de 1983, simbolizadas por la primera jornada de protesta social contra la dictadura, el día 25 de agosto de aquel año. Publicamos en este blog algunos extractos de las intervenciones de ediles de los distintos partidos. Clickeando el título de esta entrada podrán consultar los discursos en toda su extensión.

EDIL GABRIEL WEISS

Creo que todo el año ’83 se convierte en una inolvidable gesta del pueblo uruguayo que estaba representado en los distintos ámbitos en sus partidos políticos, en los ámbitos religiosos para quienes tienen fe religiosa, en las movidas estudiantiles y sindicales, en las movidas culturales, una magnífica gesta que rompió definitivamente un dique que ya venía resquebrajándose y que permitió que el pueblo uruguayo recuperara su libertad. Y esto debemos recordarlo todo el tiempo, porque hay que estar siempre alerta para no retornar a caminos que nadie desea y porque la defensa de la libertad es un compromiso de los 365 días del año, todos los años.

EDIL MARIO CALANDRA

Aquellos caceroleos terminaban en concentraciones en plazas como la Lafone, la Gomensoro y la de los Olímpicos. Allí se encontraban diferentes ideologías; nos encontrábamos los que hoy posiblemente estemos enfrentados, pero en ese momento nos abrazábamos colorados, blancos, frenteamplistas, anarquistas, y se veía esa bandera común, que era la bandera uruguaya, y cuál era el fin.

EDIL ANÍBAL GLOODTDOFSKY

Cuando en la Interpartidaria de mayores y en la juvenil se dio la discusión -que no fue menor- acerca de si se anexaba o no una caceroleada -porque había muchos a favor de que fuera solamente un apagón-, yo descreía que fuera a darse lo de la caceroleada. A mí me habían asignado llevar los volantes en la parte de 8 de Octubre, pues yo ahí tenía un reparto de diarios y conocía bien la zona. Esa noche iba caminando por 8 de Octubre y Carlos Crocker cuando llegó la hora. Se apagaron un poco las luces, y yo dije: “No va a pasar nada; vamos a volver a tener otro fracaso más”, porque habíamos tenido -repito- tres o cuatro fracasos duros. De pronto, por ahí se escuchó un grito, y enseguida dos ruidos aislados, y aquello empezó a parecer una noche de lluvia intensa, de esas en que la lluvia golpea contra las ventanas y los techos; era un ruido parecido a ese, que iba in crescendo. El sonido fue creciendo y creciendo, y de pronto ya no importaron las luces; había gritos, apareció uno en la esquina con un fierro y le empezó a pegar a las columnas, que producían un ding dang, como de campanadas. Sigue el sonido, siguen los gritos, alguien pasa y toca bocina... “Si usted tiene muchas ganas de cantar, no se quede con las ganas de cantar”, decía aquella canción de “Canciones para no dormir la siesta”, que curiosamente estaba siendo emitida en las radios en ese momento. La canción decía: “Si usted tiene muchas ganas de aplaudir, no se quede con las ganas de aplaudir. Si usted tiene la razón y no hay oposición, no se quede con las ganas de cantar”. Eso nos llevó a todos a la sorpresa, a reunirnos y a festejar el hallazgo de una forma de protesta esencialmente pacífica, esencialmente demostrativa de lo que la gente estaba reclamando en esos días. Fue una instancia muy satisfactoria para quienes integramos ese grupo.

EDIL DANTE NIEVES

Nosotros, en lo personal, teníamos reuniones secretas -todos sabían que las teníamos- dentro de la planta de ANCAP, con David -nunca me puedo acordar de su apellido; lo vi hace pocos días y está muy viejito-, que era operario en la refinería de La Teja. Fue el único funcionario que se negó a cumplir la resolución de la dictadura militar que establecía que los funcionarios debían pasar a un régimen de ocho horas. Hasta el día en que se jubiló se mantuvo en un régimen de seis horas; fue un caso único. Dijo que a él no lo podían obligar, y no lo obligaron. Nos reuníamos con David y con el “Cholo” Bentancur en la planta de tratamiento Doktor, y ahí organizábamos nuestra agrupación de trabajadores colorados de ANCAP; así la tuvimos, así participamos en elecciones democráticas dentro del gremio y así participamos desde el año ’81 u ‘82, en que empezamos a organizar los grupos. Quería traer ese recuerdo de militancia porque, en definitiva, refleja la construcción de una trinchera, que fue la que mencionó el señor Edil Weiss en su intervención, y la construcción de otra trinchera en la que participaron los compañeros del Partido Nacional. Nosotros también nos reuníamos a escuchar los casetes de Wilson que llegaban del exterior y participábamos en actividades con ellos para sentir esa inyección de deseos de libertad que nos íbamos insuflando unos a otros. Los militantes del Partido Colorado, modestamente y desde nuestra trinchera, construimos esa llegada.

EDIL DARI MENDIONDO

[La lucha] se dio en los planos nacionales e internacionales, en las fábricas, en las aulas estudiantiles, en las iglesias; la dieron las amas de casa, la dieron los curas democráticos avanzados y progresistas, como acá se ha dicho y, en particular, el Arzobispo Carlos Parteli. Se dio también en la masonería, en las colectividades extranjeras y democráticas, y en las cárceles, en las que estábamos presos. Como bien decía el señor Edil Weiss, los presos no pudimos... Es más, muchas veces este tipo de cosas no llegaban a tiempo y se traslucían a través de las visitas, incluso de niños. Era muy difícil llegar con la información precisa de lo que se iba a hacer o de lo que se estaba haciendo, máxime tratándose de cosas clandestinas, como bien decía el señor Edil Gloodtdofsky en ese extraordinario relato que hace acerca de cómo empezaron la caceroleada y el apagón. Él hablaba de la falta de fe y de confianza de un joven que veía fracasos, que veía esa sombra negra, ese peso enorme de la dictadura, que asfixiaba. Pero, en realidad, se estaba dando lo que en términos revolucionarios se llaman condiciones objetivas y condiciones subjetivas. Puede haber condiciones objetivas para un salto, para un cambio, pero si en la conciencia de la gente no se ha materializado la necesidad del cambio, no hay cambio, y no se puede imponer, no se puede copiar. Son producto de las experiencias propias, particulares, nacionales. Eso fue lo que se dio en este caceroleo; había condiciones objetivas y subjetivas, porque la gente estaba perdiendo el miedo.

lunes, 6 de octubre de 2008

Josefina Plá y una carta fechada en agosto de 1983

Imagen de una reunión durante el ayuno.
De pantalón claro, en el centro, Luis "Perico" Pérez Aguirre.
(Archivo de SERPAJ)


Copia de la carta enviada por María Josefina Plá hace 25 años a amigos residentes en el exterior -en su mayoría uruguayos- compartiendo la realidad que se vivía en el país.

Muy queridos amigos:

A casi nadie he podido escribir en este mes de agosto... Hoy por eso les quiero dedicar estas líneas para todos, compartiendo algunas cosas de estos días tan intensos...

El mes empezó para todos los uruguayos con signos muy sombríos: el día 2 se anunció la suspensión de la actividad política y se establecieron limitaciones más graves aún para la libertad de prensa.

Al cabo de diez años de dictadura, cuando veníamos viendo signos muy positivos y alentadores de apertura, de reclamo de participación, esta medida –que era precedida por la ruptura del diálogo unos días antes y la denuncia de torturas a un grupo de estudiantes detenidos en junio- resultaba muy dura.

En medio de una situación económica angustiante, con un índice de desocupación altísimo que nos golpea en los rostros concretos de vecinos y amigos, no podíamos caer en la desesperanza ahí nomás.

Es por eso que les quiero contar de los signos nuevos que descubrimos en medio de esta difícil situación: signos de vida ente la muerte que acecha... Esa es nuestra PASCUA..

Quiero destacar en primer lugar el Ayuno iniciado por el Servicio de Paz y Justicia desde el 11 hasta hoy 25 buscando un día de Reflexión Nacional, buscando la verdadera reconciliación entre los uruguayos. De una inspiración profundamente cristiana, esta medida iniciada por dos sacerdotes (Luis Pérez Aguirre y Jorge Osorio) y un pastor metodista , Ademar Olivera, acompañada de profunda oración, constituye sin duda, un signo profético en medio de la Iglesia y el país.

Se intentó acallar de todas maneras: se buscó allanar el local pero no se obtuvo la autorización judicial: se hostigó exigiendo documentos a cuantos entraban al local donde los ayunantes compartían la oración diariamente. Se impidió a la prensa dar cualquier noticia sobre el tema, al punto que el Semanario Aquí, debió postergar un día su aparición para artesanalmente cortar de todos los ejemplares la noticia y foto del ayuno...

Al 6° día de ayuno, impidieron la entrada al local de toda persona salvo el médico e hicieron retirar el gran letrero, estilo pasacalle que lucía al frente de la casa. La sede quedó a partir de ese momento custodiada por personal policial. Inútiles resultaron todas mis gestiones tendientes a entrar como abogada.

Eso no los detuvo ni debilitó la medida. Los ayunantes, siguieron firmes, acompañados del P. Mosca que optó por quedar dentro; los miembros del Servicio seguían afuera, sin sede, con más dificultades, pero firmes en la tarea de difundir el objetivo de lograr la reflexión nacional. Todos los días, a las horas de las oraciones públicas –12.30 y 20 horas- se congregaban frente al local a rezar y solidarizarse con los ayunantes un grupo cada vez más creciente de personas.

Al mismo tiempo se fueron anunciando gestos similares en diversos grupos, comunidades, parroquias, movimientos. Muchos grupos ayunaron, oraron, reflexionaron sobre la situación difícil que vivimos. Así en nuestra Parroquia de Santa Gema, nos reunimos a las mismas horas a rezar públicamente al frente del templo y tuvimos dos jornadas completas de ayuno y oración, el domingo 21 que culminó con la ida de la comunidad hasta la sede del Servicio en Gral. Flores y hoy 25, de 10 a 16 horas.

La represión continuaba. Así el día 20 le fue impedida la entrada al país del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel declarándolo persona no grata. Eso no fue obstáculo para que igualmente tuviéramos una muy fuerte celebración de la Palabra en la Capilla Jackson, desbordante de público.

El día 23, ante la creciente difusión de la medida –fuerza que brota de la debilidad y no violencia de la misma- hubo una Conferencia de Prensa convocada por el Ministro del Interior Linares Brum en la que intentó alertar al país sobre la campaña tendiente a soliviantar al pueblo. Con gran dolor escuchamos sus acusaciones y calumnias que no hacían más que tranquilizarnos sobre la falta de motivos que legitimaran cualquier ataque. Esa misma noche desplegaron un letrero que decía “LA VERDAD NOS HARA LIBRES”.

Ayer, 24, último día previo de la gran reflexión de hoy, se habían congregado cerca de 200 personas frente al SERPAJ y cuando rezaban pacíficamente un Padrenuestro, fueon cercados por las fuerzas de choque policiales y llevados a la Metropolitana para ser fichados siendo liberados pasada la medianoche.

Ciertamente esta medida tan pobre y sencilla, en la que estos hermanos se han acercado al hambre de nuestro pueblo, ha conmovido nuestras vidas. Resulta un grito que clama por una sociedad más justa, donde todos participemos, y aportemos lo mejor de cada uno, viviendo como verdaderos hermanos. Y fue lindo apreciar el valor y mérito de nuestras pequeñas comunidades eclesiales de base en la concientización y difusión de esta historia que a veces no es la que se publica. Una señora de mi Comunidad daba gracias la semana pasada por estar en la Comunidad ya que de otra manera, no se enteraría de las cosas que pasan...

A su vez los partidos políticos no quedaron pasivos ante esta nueva andanada del poder. Pero lo más importante, es que conscientes de la hora difícil que nos toca vivir, buscaron el consenso entre todos: los partidos autorizados y no autorizados, todos sin pretender hacer primar su camiseta, acordaron las medidas que como reguero de pólvora se difundieron por toda la población: no salir de nuestras casas en la tarde de hoy ente las 18 y las 20 horas en las que aprovecho a escribir y un apagón de 20 a 20 y 15. Podrá ser poco para algunos, pero lo trascendente es lograr hoy acuerdos nacionales para poder transitar con todo nuestro pueblo hacia días mejores de democracia, justicia y libertad donde los pronunciamientos categóricos ya efectuados en 1980 y 1982 sean respetados.

La Iglesia no ha dejado de ser noticia también este mes de agosto. La diócesis de Montevideo vivió dos acontecimientos muy portadores de esperanza: por un lado el día 7 la jornada de unas cien personas responsables de diversas zonas pastorales, movimientos, religiosos, curas y laicos, que luego de un largo proceso de preparación en sus comunidades, buscaban delinear los principales desafíos y objetivos para la acción pastoral en el período 1984-1985

Al fin de esa reunión empezamos a compartir la grave preocupación que todos teníamos de que la Iglesia dijera una palabra en este momento en que tantos estaban impedidos de hacerlo. y así el día 15 de agosto, Fiesta de la Asunción, los tres obispos de Montevideo (Parteli, Gotardi y Scarone) dieron a conocer un documento en que reclaman canales abiertos de libre expresión, respeto a los pronunciamientos de las mayorías, la seguridad al servicio de la libertad y no de la esclavitud, respeto a los derechos de todos los ciudadanos, auténtica reconciliación sin revanchismos, apoyo al compromiso de los laicos en agrupaciones, partidos, sindicatos y movimientos. Concluyen que “Nuestra esperanza es segura y firme. No se basa solo en la probada fortaleza, capacidad y madurez de nuestro pueblo sino también en las “grandes cosas” que Dios hace entre nosotros para llevarnos a la plenitud de nuestro destino como las hizo en María...”

Pero grande como el júbilo con que recibimos esta palabra de aliento, fue nuestro dolor ante la intervención de algunos obispos que pretendieron hacer una mediación con el gobierno para la reanudación del diálogo, pero sin ninguna representación del sentir de las bases, haciendo apreciaciones duras para los políticos que intervinieron en el diálogo interrumpido. Pronto se hicieron oír las voces de protesta de los partidos políticos que compartimos plenamente. Igualmente sufrimos ante un comunicado de la diócesis de Maldonado presidida por Corso, cuestionando el Servicio de Paz y justicia y el ayuno iniciado, comunicado en que se apoyó el Ministro del Interior para hacer su conferencia de prensa. Felizmente el obispo Parteli, como obispo de Montevideo, interrogado por la prensa –que luego que el Ministro diera amplia difusión al tema pudieron dar cuenta- reconoció el valor del ayuno que calificó de respetable y la inspiración cristiana de muchos de los miembros del SERPAJ.

Este mes también fue intenso en lo personal y comunitario: Agosto es para mí un mes marcado por la mano del Señor en mi vida: en él nací, en él me recibí de abogada y en él, me llamó a conocer esta comunidad de Santa Gema que me recibió hace ya ocho años. El día 8, al cumplir 10 años de abogada, vividos en un intento de servir a los demás, de defender a los más pobres y desamparados, celebré la Eucaristía en casa con el P. Mosca y otros amigos. El 20 día de mi cumpleaños participé de la celebración en la Capilla Jackson en solidaridad con el ayuno y luego nos reunimos en casa en encuentro alegre y fraterno, cerca de ochenta personas, en su mayoría del barrio. Doy gracias al Padre por los hermanos con quienes camino.

Les culmino esta carta –ya es 27- comentándoles la fuerza de la protesta pacífica: por un lado el apagón acompañado de un “cacerolazo” fue sentido con intensidad, emoción y esperanza, por toda la ciudad sin excepción. Parecía una Nochebuena... Por otro lado culminó el ayuno y salieron de la sede del SERPAJ los tres amigos que se encuentran excelentemente de ánimo y salud. Mientras tanto no se ha retirado la guardia policial y nadie –ni siquiera las religiosas dueñas del local- pueden ingresar en él. Eso nos llena de incertidumbre.

Con la alegría y esperanza por la respuesta de un pueblo ante la opresión y con la alegría de saber a todos ustedes muy cerca de este pueblo sufriente, me despido con cariño.

Ademar Olivera, Ciudadano Ilustre de Montevideo

Ademar Olivera, entre el Secretario General de la IMM, Alejandro Zabala, y el Intendente, Ricardo Ehrlich, hace uso de la palabra. (Fotografía: Álvaro Martínez)

Hola amigas y amigos, ¡compañeros de vida y de camino!

Como sucede a veces, la emoción es grande y las palabras muy pobres. Con todo, siento la necesidad de comunicarme y compartir con ustedes algunos pensamientos.

Agradezco sinceramente las numerosas expresiones de afecto que me han trasmitido con la presencia en el acto o con mensajes. Eso es muy gratificante para mí porque me hace sentir que estamos unidos por un vínculo espiritual y fraterno muy profundo. Como dijimos, de forma coordinada, en el acto de reconocimiento como “Ciudadanos Ilustres”, Jorge Osorio, Martha Delgado y yo, la distinción que se nos otorga no debería tener nombres propios aunque, como dijo el Intendente Ricardo Ehrlich, tiene un carácter representativo.

Porque el Ayuno de agosto de 1983 fue un acto colectivo que involucró a todo el equipo del SERPAJ. Cada integrante aportó lo suyo asumiendo diferentes responsabilidades, todas ellas peligrosas en ese tiempo. Más aún, muchísima gente participó de distintas maneras: cientos de personas que nos acompañaba en los dos momentos diarios de reflexión y oración, arriesgándose a ser detenidos y maltratados por los agentes policiales y militares; comunidades religiosas, católicas y metodistas, que realizaban jornadas de reflexión y ayuno en sus parroquias; otros vencían sus miedos y la prohibición de referirse al Ayuno difundiéndolo con astucia e imaginación.

Las movilizaciones que generó el Ayuno, con decenas de detenidos, la mayoría jóvenes, el apagón y el caceroleo del 25, eran muestras del repudio popular hacia un régimen autoritario y criminal que ya resultaba insoportable.

El Acto del Primero de Mayo del 83, el Ayuno, la Marcha Estudiantil de la Semana de Primavera, el formidable Acto del Obelisco de 27 de Noviembre, la llegada de 154 niños del exilio, hijos y familiares de presos políticos el 26 de diciembre, fueron hechos emblemáticos que jalonaron la resistencia a la dictadura y el reclamo perentorio por Libertad, Democracia y respeto a los Derechos Humanos. Por eso decimos que son miles las personas que merecen la distinción de “Ciudadanos Ilustres”, muchos de los cuales aún viven y continúa activos, y otros que ya partieron a un estado espiritual diferente hacia la eternidad.

De nuestra parte, los cristianos que participamos de aquel Ayuno, lo entendimos como un “gesto profético” de denuncia de la injusticia y la opresión que padecía nuestro pueblo, y reclamo por un cambio profundo de la situación. Humildemente, actuamos movidos por el mandato de Dios, como discípulos de Jesucristo, tratando de reflejar pequeños destellos de Aquel que es la Luz del mundo.

Finalmente, creemos que traer a la memoria estos hechos no es simplemente un ejercicio de pasar lista a un trozo de la historia, sino que se trata de recoger la esencia de aquellos acontecimientos, el significado que tienen para nuestra realidad hoy. Porque siempre será posible, y necesario, en dictadura o en democracia, superar divisiones por asuntos menores y luchar mancomunados por una causa grande que nos afecta e involucra a todos: los Derechos Humanos, las Libertades y la Democracia.

Y en ese camino queremos continuar junto con ustedes, compañeros y compañeras de varias generaciones de uruguayos.

Reciban un afectuoso saludo,

Ademar Olivera

Montevideo, 3 de octubre de 2008

jueves, 2 de octubre de 2008

Palabras de María Marta Delgado en el acto de declaración de los nuevos ciudadanos ilustres


Imagen del acto de declaración de Ciudadanos Ilustres. (Fotografía: Álvaro Martínez)

Sé que Ademar y Jorge -así como Perico desde el lugar donde esté- están de acuerdo en extender este homenaje a todas y todos los demás integrantes del grupo humano que fundó el SERPAJ a principios de 1981: además de los 3 ayunantes hoy recordados -y ya que Jorge me nombró-, quiero también nombrar a Pancho Bustamante, Patricia Piera, Efraín Olivera, Juan José Mosca, Adolfo Ameixeiras, Mirtha Villa, Giancarlo Monetta, Ernesto Bozzini, Jorge Faget. Y algunas personas que estaban muy cerca, como María Josefina Plá, Angélica Márquez, Quica Cabrera, entre otras.

Pero también queremos incluir en este homenaje –especialmente- a tres grupos de mujeres, que ciertamente fueron y son ilustrísimas ciudadanas de esta ciudad y de este país, y que estuvieron muy cerca de nosotras(os) en aquellos tiempos difíciles pero esperanzados.

Precisamente, cuando cierro los ojos y evoco la escalinata de la casona de Gral. Flores donde el SERPAJ abrió sus puertas, lo primero y lo que más veo es mujeres y mujeres que llegaban (de a dos, casi siempre), un día tras otro, a plantear sus angustias, a pedir apoyo para sus familiares presos, torturados o desaparecidos, o también a ofrecer su ayuda para lo que pudiera servir. Eran mujeres, sobre todo, las que llenaban los plenarios de familiares en las parroquias de Peñarol y Paso Molino, o las que preparaban paquetes para llevar a los penales en esas mismas parroquias.

Uno de esos grupos es el de las Madres de Uruguayos Detenidos-Desaparecidos. Justamente hace 25 años se fundó el grupo de familiares de desaparecidos en Uruguay (hasta ese momento sólo el de desaparecidos en Argentina estaba organizado). Fue Patricia Piera, de SERPAJ, quien acompañó la formación y consolidación de este grupo, desenredando temores y tejiendo confianzas. Y Luz Ibarburu fue una de las ‘Madres’ incondicionales de la primera hora.

El segundo grupo es el de las Madres y Familiares de Procesados por la Justicia Militar. Ese grupo fundamental, que existió entre 1982 y 1985, a menudo es olvidado en las evocaciones de los protagonistas claves de la etapa final de la dictadura; y sin embargo, ellas iniciaron y lideraron la lucha por la amnistía, y lograron que en marzo de 1985 no quedara ni una sola presa ni un solo preso político en las cárceles de nuestro país.

Precisamente este año recordamos también el vigésimo quinto aniversario de lo que fue la segunda carta que esas madres y familiares presentaron al dictador Gregorio Alvarez, pidiendo la amnistía para sus hijas e hijos. La primera carta había sido firmada por 384 madres un año antes (y esa acción, que también fue apoyada por SERPAJ, dio nacimiento formal al grupo). Esperanza Garrido e Iris Valente fueron dos de esas valientes pioneras. La segunda carta fue presentada en 1983 con 23.400 firmas de apoyo, recogidas por las jóvenes organizaciones sociales: ASCEEP, FUCVAM y el PIT.

El tercer grupo –y el más olvidado- es el de las monjas. Monjas sin hábito, que no viven en grandes casas o colegios, sino en pequeñas comunidades en barrios populares como éste (que casualmente es el mío). Empezando por las que nos prestaron esa casona de Gral. Flores para empezar a trabajar, cuando nadie se arriesgaba y muchas puertas se cerraban.

Todas esas monjas estuvieron -desde antes que se fundara SERPAJ- acompañando a los familiares de las víctimas, armando paquetes para los penales, visitando a presos que no tenían familia o visita regular, solidarizándose y conspirando de mil maneras (algunas pagando incluso con la cárcel).

Durante el ayuno de SERPAJ, las monjas jugaron también un papel clave: participando en las concentraciones diarias en la puerta del local; difundiendo la iniciativa boca a boca (en tiempos de férrea censura a los medios); movilizando y sumando adhesiones, y ayunando en sus parroquias y comunidades. Muchas de ellas estuvieron entre las 300 personas que fuimos detenidas en la calle cuando los Granaderos rodearon y ocuparon la sede de SERPAJ, en pleno ayuno…

Las historiadoras feministas han estudiado y explicado bien el fenómeno por el cual los protagonismos de las mujeres resultan siempre invisibilizados en los procesos de reconstrucción histórica, y también en los de construcción de la memoria (procesos distintos y no siempre coincidentes). Y algunas sentimos que -para no ser excepción- los homenajes y actos recordatorios de aquellas gestas de 1983 a lo largo de este año han adolecido de esa ‘ausencia’ o ‘invisibilidad’ de tantas mujeres que desde abajo, desde los grupos de familiares y de derechos humanos, desde los barrios y cooperativas, desde los grupos de amas de casa (que darían origen al Plenario de Mujeres del Uruguay) y hasta desde la trinchera de sus hogares, resistieron a la dictadura de mil maneras. A ellas -y a ustedes, queridas vecinas del zonal 11- les corresponde también este homenaje.

María Martha Delgado

Montevideo, 30 de setiembre de 2008

Carta de Jorge Osorio, Ciudadano Ilustre de Montevideo

El pasado martes 30 de setiembre, Jorge Osorio y Ademar Olivera, dos de los ayunantes de agosto de 1983, fueron declarados por el Intendente Municipal de Montevideo, Ricardo Ehrlich, Ciudadanos Ilustres de Montevideo. El primero no pudo asistir y envió esta carta que vale la pena compartir en su totalidad.

AMIGOS, COMPAÑEROS DEL SERPAJ
AUTORIDADES:

Al enterarme de este reconocimiento público, a lo que fuera la convocatoria a “Un día de reflexión nacional” que hiciera el Servicio de Paz y Justicia, SERPAJ, en agosto de l983, y que incluyera, como forma de resistencia no-violenta, 15 días de ayuno, habiendo sido yo uno de los ayunantes, y no encontrándome en este momento, por opción personal, residiendo en Montevideo, me comunico con ustedes a través de esta carta que he solicitado a Martha Delgado, compañera de la primera hora del SERPAJ, que la lea, en mi nombre, en este acto de reconocimiento, conmemoración y reafirmación de compromisos, agradeciendo a todos y a todas por haberme hecho llegar tal invitación y designación.

Ademar, Perico -quien en su ausencia, seguramente está presente en este momento como en tantos otros- y yo, asumimos hacer ese AYUNO en nombre de todo el Equipo del SERPAJ, después de una larga y difícil reflexión. Pero la Convocatoria fue más allá del hecho puntual de los 15 días de ayuno, implicó mucho esfuerzo y compromiso de todos, y no sólo de quienes éramos miembros del SERPAJ, sino también de muchas comunidades cristianas que se movilizaron, de muchas personas anónimas que estuvieron allí presentes, de muchas personas que prestaron solidariamente su apoyo y su servicio. No los puedo nombrar a todos, porque sería una lista muy larga y porque de muchos de ellos, quizás de la mayoría, no he conocido o no he guardado sus nombres. Por ello, recordándolos a todos, preferencialmente a los más anónimos, quiero recordar a Doña Olga y Don Manuel, caseros, en aquella época, en la Academia “Cristo Rey” quienes siempre y en todo momento, no sólo durante esos 15 días, nos prestaron su solidaridad y apoyo, con lo que tenían y podían, asumiendo los riesgos que eso conllevaba. Como la “viuda” del Evangelio.

Junto con ellos, a la Comunidad de las Hermanas “Misioneras Cruzadas de la Iglesia” que, desde el comienzo de nuestra actividad, nos brindaron su apoyo y compartieron con nosotros este compromiso y tarea.

No puedo dejar de mencionar en este día, a la Comunidad de la Parroquia San Alberto del barrio Peñarol y a quien era su párroco, Pepe Bonifacino; comunidad en la que yo vivía y trabajaba pastoralmente. Ellos tienen mucha historia vivida y compartida, no sólo con este “Ayuno”, sino con todo el día a día en esta amplia tarea de trabajar por los derechos de las personas. Seguramente a muchos de los ahí presentes, les vendrán una serie de recuerdos a la memoria, recuerdos que nos hablan de un camino bien concreto de compromiso y de práctica solidaria.

Finalmente, hago mención a Mons. Carlos Parteli, Arzobispo de Montevideo en aquel momento, quien nunca puso obstáculos para que yo asumiera diferentes compromisos y tareas en este basto campo de los Derechos Humanos. Y que en esos días dio su apoyo y estuvo también frente a la sede del SERPAJ.

Quisiera terminar esta carta con una cita del libro del Levítico: “La tierra no puede venderse para siempre, porque la tierra es mía, ya que ustedes son para mí como forasteros y huéspedes, dice Yavé.” (Lv.25, 23). Todo lo que somos y hacemos no es obra nuestra, y muchos menos para nuestra vanagloria, no nos pertenece.

Queridos compañeros de aquél SERPAJ de la “primera hora”, recibamos todos juntos este reconocimiento. Que él nos anime a seguir en el mismo camino. También hoy siguen habiendo derechos humanos lesionados, y seguramente todos estamos dispuestos a continuar dando nuestro pequeño aporte para que esas situaciones, como aquellas, puedan irse revirtiendo. Si nos convocan allí estaremos, y si no, en nuestros lugares cotidianos, estamos igual.

Fraternalmente,

Jorge OSORIO

Río Branco, 29 de setiembre de 2008


Imagen del acto de declaración de Ciudadanos Ilustres a Jorge Osorio y Ademar Olivera. En la fotografía, Ademar Olivera y Ricardo Ehrlich, Intendente de Montevideo. (Fotografía: Álvaro Martínez)